Ciudad de Panamá, Panamá.- La Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) reportan que son cada vez más las personas que recorren peligrosos caminos por las junglas del Tapón del Darién en busca de seguridad y estabilidad; entre ellas se encuentra un número creciente de personas venezolanas.
Conforme se hace patente el impacto socioeconómico de la pandemia de COVID-19 en la vida de refugiados y migrantes de Venezuela en distintos países de acogida en América Latina y el Caribe, va en aumento el número de venezolanos que se dirige hacia el norte junto a grupos de personas en situación de movilidad humana.
De acuerdo con las estadísticas de las autoridades panameñas, el número de personas de Venezuela que cruzó el Tapón del Darién en los primeros dos meses de 2022 (alrededor de 2.500) casi sumó el total de 2021 (2.819 personas)[1].
La cifra total de personas que han cruzado la jungla este año casi se ha triplicado en comparación con el mismo periodo el año pasado: de 2.928 en los primeros dos meses de 2021 a 8.456 en el mismo lapso en 2022. La cifra de este año incluye 1.367 niñas, niños y adolescentes.
El Tapón del Darién, que marca la frontera entre Colombia y Panamá, comprende 5.000 kilómetros cuadrados de junglas, ríos y montañas escarpadas, topografía que la convierte en una de las rutas más peligrosas del mundo para personas refugiadas y migrantes. Cruzar esta región puede tomar hasta 10 días para las personas en mayor situación de vulnerabilidad, quienes se encuentran expuestas a amenazas naturales y también a grupos criminales que perpetran violencia, incluyendo abusos sexuales o robos.
Muchas de las personas que cruzan la Región del Darién – por lo general, adultos jóvenes y familias – llegan a comunidades indígenas de difícil acceso con hambre y deshidratación, exhaustas y requiriendo atención médica. ACNUR y OIM reconocen los esfuerzos positivos del gobierno de Panamá para brindar asistencia y reiteran su compromiso para apoyar a las autoridades con el fin de garantizar el acceso a ayuda y protección para todas las personas con necesidades, incluidas las comunidades de acogida.
Si bien muchas personas venezolanas que atraviesan esta peligrosa ruta solían vivir en otros países de acogida en América del Sur, un número creciente proviene directamente de Venezuela.
Personas refugiadas y migrantes de diversas nacionalidades han cruzado el Tapón del Darién durante años. En ese sentido, en 2021 se registró una cifra nunca antes vista de personas que pusieron sus vidas en riesgo atravesando la densa jungla entre Centroamérica y América del Sur. Alrededor de 133.000 personas hicieron la travesía el año pasado, la mayoría de los cuales provenía de Haití, incluyendo su descendencia nacida en Chile y Brasil, seguidos de cubanos, venezolanos y personas de lugares tan alejados como Bangladesh, Ghana, Uzbekistán y Senegal. Tan solo en 2021, se reportó la muerte o la desaparición de 51 personas.[2]
En respuesta al creciente número de personas que cruzan la Región del Darién, ACNUR, OIM y sus socios están ampliando su respuesta en Panamá, donde apoyan con albergues temporales en centros de recepción que opera el gobierno. Asimismo, entre otras cosas, proporcionan colchones, mantas, lámparas solares y kits de higiene a comunidades locales y personas en situación de movilidad humana. Ambas agencias continúan colaborando estrechamente con las instituciones gubernamentales para garantizar el acceso a los sistemas de asilo en toda la región.
ACNUR y OIM hacen un llamado para aumentar el apoyo y la inversión en comunidades de acogida, con el fin de fortalecer los servicios que benefician tanto a las personas refugiadas y migrantes como a la población local.
Instamos a los países de acogida a mantener el acceso a procedimientos de asilo, ampliar las opciones de estadía regular para personas refugiadas y migrantes en situación de vulnerabilidad, y brindar protección y asistencia a partir de las necesidades existentes, incluyendo niñez separada o no acompañada, víctimas de violencia sexual o de género, víctimas de trata de personas, tomar medidas enérgicas contra traficantes y tratantes de personas, y combatir la xenofobia y la discriminación. Las necesidades de las personas en situación de movilidad humana podrán solventarse solo mediante un enfoque regional integral.
Hay más de 6 millones de personas refugiadas y migrantes de Venezuela en distintas partes del mundo. La mayoría de ellas – casi 5 millones – reside en América Latina y el Caribe. En 2022, la Plataforma de Coordinación Interagencial para la Situación de Venezuela (R4V) lanzó un plan de 1.790 millones de dólares (USD) para satisfacer las crecientes necesidades de personas refugiadas y migrantes de Venezuela y de las comunidades que les han acogido en 17 países en la región.
[1] Panama National Migration Service: https://www.migracion.gob.pa/images/img2021/pdf/IRREGULARES_POR_DARIEN_FEBRERO_2022.pdf
[2] Las Américas | Proyecto Migrantes Desaparecidos (iom.int)