Javier Milei, el loco que podría salvar a la Argentina

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*Andrea Guidugli

En días pasados, Javier Milei, el nuevo Presidente de la República Argentina, pasó por Italia, donde se reunió con todos, el mandatario, la Primera Ministra, incluso con su querido amigo el Papa Francisco I y el lunes 12 de febrero concedió una espectacular entrevista a uno de los mejores periodistas italianos: Nicola Porro. Nicola Porro no es de izquierdas, por lo que el Presidente se encontró en un ambiente no hostil, más bien amigable, y por eso se expresó realmente sin demasiados filtros (¡si los tiene!). Otro periodista, no alineado con la izquierda, habría comentado que disfrutó tanto de la entrevista que casi se desmayó por lo disruptivo que fue Milei.

En el país que tuvo el Partido Comunista más grande de toda la historia de la política de Europa occidental, en la nación donde un buen número de votantes todavía piensa que se han hundido en una dictadura fascista sólo porque el gobierno está dirigido por Giorgia Meloni, en el país donde apenas hace unos días en una manifestación en Roma se gritó que matar a un fascista no es un delito, Milei declaró: “el comunismo es una enfermedad”, argumentando además su afirmación al explicar que: “originalmente pensé que para un comunista el problema era mental, pero luego me di cuenta de que era algo mucho peor, que era una enfermedad del alma”. Pero eso no es todo, el argentino afirmó ser un anarcocapitalista y por eso siente un profundo desprecio por el Estado. Agregó: “Creo que el Estado es el enemigo y una asociación delictiva en la que un grupo de políticos acuerdan y resuelven utilizar la institución pública para robar los recursos del sector privado; por lo tanto, el Estado no sólo es la asociación criminal más grande del mundo, sino que es el mayor ladrón del mundo”.

Sin duda el Presidente del país sudamericano donde viven millones de descendientes de italianos quiso dejar su huella. Mis amigos argentinos, que también votaron por él, le dicen “loco”, seguramente esas patillas estilo rockeros de los 70 (yo también las tenía así) y el cabello que parece peinado con piedras podrían dar esa impresión, pero la claridad con la que realizó su entrevista y los temas tratados, tanto el lunes por la noche como en enero en Davos, me hicieron comprender que detrás de su exuberancia informal y no institucional se esconde una persona con ideas muy bien claras. La tarde de las elecciones primarias en las que venció a los dos candidatos de los grandes partidos, Javier Milei afirmó como en un manifiesto político: “Esta alternativa competitiva no sólo acabará con el Kirchnerismo, sino que acabará con la casta política parasitaria, ladrona e inútil. Eso está hundiendo a este país. Estamos ante el fin del modelo de castas. Hoy dimos el primer paso hacia la reconstrucción de Argentina”. 

El club de los 4: Berlusconi, Trump, Bolsonaro Milei 

Al escucharlo, inmediatamente pensé en otras figuras de la política mundial que llegaron al poder y que tuvieron que sufrir ataques durísimos porque no estaban en línea con las ideologías dem, woke, green, fluida de género, hijas de la cultura de la cancelación, “antifascistas”, etc. Inmediatamente pensé en Silvio Berlusconi, que había derrotado a los comunistas italianos en las elecciones de marzo de 1994. En noviembre, sólo siete meses después de su nombramiento como Primer Ministro, comenzó la picota judicial. Berlusconi pasó por 31 juicios en 25 años.

Luego Donald Trump, otro personaje ecléctico, al que se opone la “teocracia” de la prensa demócrata. El expresidente estadounidense también está sufriendo presiones judiciales aplicadas principalmente para evitar su candidatura a finales de 2024, que, con el debido respeto para muchos, podría volver a ganar.

Y finalmente Jair Bolsonaro, expresidente brasileño que arrebató la victoria a la izquierda en 2018, entrando también en una espiral de aversión a flor de piel de sus oponentes, no sólo brasileños, sino también italianos y europeos, por ejemplo. Fue acusado por críticos brasileños y extranjeros de fascismo, en el sentido sudamericano (autoritarismo y neoliberalismo) y de haber basado una campaña electoral en la desinformación y el acercamiento a las ideas de la extrema derecha estadounidense. En definitiva, todo está permitido para oponerse a aquellos que no responden a las nuevas especificaciones del mundo dem.

Según el punto de vista de muchos críticos, Javier Milei está destinado a unirse a lo que me parecería correcto llamar “el club de los 4”. Por ahora la violencia verbal que llenará la prensa de todo el mundo y luego las calles aún no ha comenzado, pero esperemos un tiempo a ver qué pasa. 

El 50% de la población por debajo del umbral de pobreza 

Nuevamente mis amigos argentinos me dicen que, debido a la situación en la que se encuentra el Estado y la población, 50% por debajo de la línea de pobreza, clase media en peligro de extinción, inflación en enero 2024 al 254,2%, se ven obligados a cambiar los salarios de sus empleados prácticamente todos los meses, preguntándose también cómo logra sobrevivir la clase pobre, y la clase medio baja. Los argentinos esperan que el Presidente introduzca un poco de “populismo” y reduzca a la mitad o hasta cancele los beneficios de la clase política. Coches públicos, aviones con los que se van de vacaciones, gastos de locura. Si logra hacerse con esta operación que ciertamente no soluciona los problemas de liquidez, su vida presidencial podría durar, de lo contrario ya se vocea que podría tener dos meses más, y desde entonces podría comenzar el asalto. Como todos sabemos y ya lo he dicho, al usuario de la motosierra purificadora lo definen “loco”, probablemente para justificar sus actitudes muy impropias para un candidato presidencial, ahora elegido presidente. Por el momento no ha cambiado sus declaraciones: en la televisión italiana repitió algunas veces su lema: ¡viva la libertad, carajo!), pero ojo, que este hombre no está loco en absoluto.

Desmantelamiento del asistencialismo Peronista  

Uno de sus objetivos más disruptivos es el desmantelamiento del sistema de bienestar que una clase política peronista y clientelista ha montado en unas décadas, condenando la población a la pobreza a cambio de votos para su propio consenso. Su programa incluye grandes recortes en el gasto público, para poner fin al “modelo de estado omnipresente, que beneficia sólo a algunos mientras la mayoría sufre”. Un proyecto muy peligroso: millones de argentinos dependen de la asistencia social y de los subsidios al combustible, la electricidad y el transporte, además las grandes empresas argentinas dependen de contratos estatales que prácticamente constituyen su facturación. Nunca ocultó que serían tiempos de “lágrimas y sangre”, que las medidas que tendrá que adoptar empeorarán en el inmediato aún más las condiciones de las clases pobres y débiles y, a pesar de ello, ganó con un 55%, no es un gran plebiscito, pero, hasta pocos días antes de las elecciones, no podía considerarse un candidato sobre quién hacer apuestas acertadas. 

El enfadado regreso a la Argentina y las peleas 

El viaje en Italia e Israel ha sido un gran éxito, pero durante su estadía a fuera del país, el partido “La Libertad avanza” y también su “Partido Libertario” le arruinaron la fiesta, decidiendo de retirar su famosa Ley Omnibus que no pasó por el voto en el Congreso. “La casta se opuso al cambio que los argentinos habían votado en las urnas dijo. Frente a las trampas que la oposición estaba implementando, se ha evidenciado de forma contundente la debilidad de su partido y de sus alianzas y ahora parece que el “loco” se meta en contra de todos como fuera un nuevo Sancho Panza.

Regresando a Buenos Aires ha empezado una intensa pelea con la famosa cantante Lali Espósito, definida como un “parásito” por el líder ultraliberal, quien la apodó “Lali Deposito”, acusándola de “vivir del dinero del Estado”. La pelea sigue también con contendientes más institucionales: los gobernadores de Córdoba y de Santa Fe, un diputado radical y seguramente no faltarán en las próximas semanas otros “gallos”. 

Milei: ¿oportunidad para salvar a la Argentina? 

Pero, a pesar de todo esto, escuchándolo en esa entrevista del 12 de febrero pensé que Javier Milei realmente podría ser la gran oportunidad para salvar a la Argentina del desastre magmático de la quiebra en la que ya está inmersa desde hace muchos años. Esta gigantesca obra quizás sólo podría tener éxito con este histriónico, provocativo, ultraliberal, exfutbolista, excantante, economista, escritor, profesor y locutor de radio, prestado, por ahora, a la política. Digo prestado, porque si tendrá la fuerza para mantener su compromiso político hasta el final de su mandato, es casi seguro que, enviando al “carajo” su anarcocapitalismo, se transformará él también en un político, además de ser jefe de un Estado “enemigo y criminal” según sus declaraciones. ¿Podrá él mantener su ruta firme hasta liberar su país de la pobreza y de los problemas acumulados por sus antecesores? Desafortunadamente, no puedo recordar ejemplos anteriores de seres humanos que una vez llegados al poder no se alimentaran de él por el resto de sus vidas.

*Andrea Guidugli

  • Consultor y periodista, nacido en La Spezia, Italia un 25 noviembre.
  • Miembro de la Federación Periodistas de la ciudad di Madrid, periodista y opinionista acreditado en la Federación Internacional de la Prensa de Bruselas.
  • Director de Ventas para América Latina y España en la firma OTO Melara.

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